lunes, 14 de marzo de 2011

Introducción


A lo largo de la historia, y hasta tiempos relativamente recientes, la locura no se consideraba enfermedad, sino un problema moral —el extremo de la depravación humana—, o espiritual —casos de maldición o de posesión demoníaca—. Después de unos tímidos inicios, a comienzos de los siglos XVI y XVII, la psiquiatría empezó a ser una ciencia respetable en 1790, cuando el médico parisino Philippe Pinel decidió quitar las cadenas a los enfermos mentales, introdujo una perspectiva psicológica y comenzó a hacer estudios clínicos objetivos. A partir de entonces, y desde el trabajo en manicomios, se definirían los principales tipos de enfermedad mental y sus formas de tratamiento.
Las enfermedades mentales o psicológicas son desordenes o trastornos del cerebro que alteran la manera de pensar y de sentir de la persona afectada al igual que su estado de ánimo y su habilidad de relacionarse con otros. Frecuentemente disminuyen la capacidad de una persona para afrontar las exigencias normales de la vida diaria. Todas las enfermedades mentales son causadas por desordenes químicos del cerebro.
Estas enfermedades pueden afectar a personas de cualquier edad, raza, religión o situación económica.
El concepto enfermedad mental o trastorno mental aglutina un buen número de patologías de muy diversa índole, por lo que es muy difícil de definir de una forma unitaria y hay que hablar de cada enfermedad o trastorno de forma particular e incluso individualizada ya que cada persona puede sufrirlas con síntomas algo diferentes.
En cuanto a la etiología de la enfermedad mental, podemos decir que, debido a su naturaleza única y diferenciada de otras enfermedades, están determinados multifactorialmente, integrando elementos de origen biológico (genético, neurológico,...), ambiental (relacional, familiar, psicosocial,...) y psicológico (cognitivo, emocional,...), teniendo todos estos factores un peso no sólo en la presentación de la enfermedad, sino también en su fenomenología, en su desarrollo evolutivo, tratamiento, pronóstico y posibilidades de rehabilitación.
La enfermedad mental suele degenerar en aislamiento social, inactividad, abulia, desorden del ritmo de vida en general y, en ciertos casos y circunstancias, comportamientos violentos e intentos suicidas.
Actualmente el tratamiento de los trastornos mentales posee un enfoque integrativo y multidisciplinar, en el que participan psicólogos y psiquiatras, educadores sociales, enfermeros psiquiátricos, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales y otros profesionales. Cada tratamiento integra, dependiendo del caso, la administración de psicofármacos como métodos paliativo de los síntomas más pronunciados, para así dar paso a un proceso de intervención psicológica para atender los orígenes y manifestaciones del trastorno y así generar un estado de bienestar más sólido, efectivo y permanente en las personas que sufren de esta enfermedad.

La división de los trastornos mentales en clases es todavía inexacta, y las clasificaciones varían según las escuelas y doctrinas psicopatológicas. Para uniformar criterios, la Organización Mundial de la Salud (OMS), creó la DSM, clasificación de los trastornos mentales universal, que ha conocido hasta la fecha varias versiones.
Fuentes: http://www.profesorenlinea.cl/Ciencias/Enfermedades_sicologicas.htm

Clasificación de los diferentes trastornos

Delirio :

Personas que sufren de delirium sufren de desorientación y pérdida de memoria. También tienen problemas con el uso de sus capacidades mentales. Por ejemplo, pueden no saber qué hora es, o dónde están, o pueden tener problemas para hablar coherentemente. Es muy común la pérdida de memoria de eventos recientes. Las personas están agitadas, especialmente de noche. Si están en el hospital, pueden volverse agresivos, tratando de quitarse los tubos o peleando con las enfermeras o los doctores. El delirium viene repentinamente, en cuestión de pocas horas o pocos días. Normalmente dura menos de un mes. A veces el paciente muere dentro de ese término. Por esta razón, los síntomas de delirium indican claramente que es hora de llamar a la emergencia.


Demencia:

El síntoma primordial de la demencia es la pérdida de memoria de eventos recientes. Puede ser acompañada de problemas para encontrar palabras adecuadas para expresarse (aphasia), problemas para reconocer objetos (agnosia), o para completar series de movimientos a pesar de poder completar los movimientos individuales (apraxia).
La persona con demencia puede tener comportamientos inapropiados, como por ejemplo desnudarse ante extraños o en el medio de la calle. Menos común pero si posible es que la persona con demencia se ponga violenta. Al principio, cuando la persona reconoce que está teniendo problemas pero aun puede controlar su comportamiento, es posible que intente el suicidio. La demencia tarda en desarrollarse, y puede ser que no se noten los síntomas inicialmente.



              Personal




Delirium por intoxicación por sedantes, hipnóticos o ansiolíticos
Delir

Esquizofrenia y otros trastornos psicóticos


    La esquizofrenia es un conglomerado de síntomas positivos y negativos. No es simplemente, como antes se penaba, una enfermedad que presenta alucinaciones o delirios ya que hay otros tras­tornos que también tienen estas manifestaciones. La palabra esquizofrenia se refiere a mente dividida. El yo interno y el yo externos estás divididos, no pueden lograr una relación, hay una escisión. La persona se ve incapacitada para integrar su mundo interior al exterior.

    Los síntomas de la esquizofrenia son divididos en dos gru­pos:

1) Síntomas positivos: que hacen referencia a la desorganización que de primera instancia salta a la vista en el esquizofrénico, su modo de vestir, sus alteraciones perceptuales (alucinaciones, delirios, ilusiones, etc.), sus alteraciones del movimiento (puede ser una postura catatónica, o esterotipada, o incluso rígida, pero esta última también puede ser causada por los efectos secun­darios del medicamento).

2) Síntomas negativos: Hacen referencia a las alteraciones en el lenguaje ( puede presentar diversas formas de desorganización, como "perder el hilo" de lo que estaba hablando, las respuestas pueden tener poca o nula relación con las preguntas, y en raras ocasiones alcanzar grados mayores de desorganización y presen­tar ensalada de palabras o incoherencia. El sujeto presenta alogia (pobreza del habla) que puede ser representado por las réplicas breves, la cocinas o vacías), en la voluntad del paciente y en su afecto (presentando afecto inapropiado, aplanamiento afectivo o afecto disfórico en el que los pacientes se "encier­ran" para hacer algún experimento, se aíslan, hacen cuentas, etc., cuando creen que lograron algo, salen al exterior, gritan sus triunfos o su avance y luego vuelven al mismo estado de aislami­ento). Los síntomas negativos son difíciles de detectar o definir porque ocurren en la continuidad con la normalidad y son inespe­cíficos, además de ser posiblemente provocados como efectos secundarios al medicamento.


4) Trastorno  psicótico breve: Se puede presentar en un solo día a menos de un mes y no necesariamente se repite. Se puede presentar: con estresor importante, sin estresor importante o al inicio del postparto. Se trata con fármacos y terapia.

5) Trastorno  “Folie a Deux”: Una enfermedad entre dos personas. Se conoce como la "locura de dos". Dos personas involucradas en la misma enfermedad psicótica.

6) Trastorno psicótico debido a una enfermedad médica: Se considera que los síntomas psicóticos son una consecuencia fisiológica directa de la enfermedad médica.

7)  Trastorno psicótico inducido por sustancias: Síntomas psicóticos a consecuencia directa de una droga de abuso, una medicación o la exposición a un tóxico.

8) Trastorno psicótico no especificado: No cumple los criterios para ninguno de los trastornos psicóticos específicos definidos o la sintomatología psicótica acerca de la que se dispone de una información insuficiente o contradictoria.

Trastornos del estado de ánimo

Los trastornos depresivos.
Es un trastorno del estado de ánimo caracterizado por una tristeza profunda e inmotivada, disminución de la actividad física y psíquica, falta de interés o placer en casi todas las actividades, sentimiento de impotencia, falta de valor y esperanza, sentimiento de culpa, llanto incontrolable, irritabilidad, pensamientos sobre la muerte o intentos de suicidio. Es una de las enfermedades mentales más comunes. Puede aparecer en cualquier edad, y una de cada 5 mujeres y uno de cada 10 hombres sufre depresión alguna vez en sus vidas. Existen tratamientos muy efectivos.



Fuente: http://www.asiem.org/html/es/auto/animo.html

Trastornos de ansiedad


Los trastornos de ansiedad afectan a aproximadamente 40 millones de adultos estadounidenses de 18 años de edad o más (aproximadamente el 18%) cada año,1 llenando a personas de miedo e incertidumbre. A diferencia de la ansiedad relativamente leve y transitoria causada por un evento estresante (tal como hablar en público o una primera cita amorosa), los trastornos de ansiedad duran por lo menos seis meses y pueden empeorar si no se los trata. Los trastornos de ansiedad ocurren comúnmente junto con otras enfermedades mentales o físicas, incluyendo abuso del consumo de alcohol o sustancias, lo cual puede enmascarar los síntomas de la ansiedad o empeorarlos. En algunos casos, estas otras enfermedades necesitan ser tratadas antes de que una persona pueda responder a un tratamiento para el trastorno de ansiedad.

Existen terapias eficaces para los trastornos de ansiedad, y investigaciones están descubriendo nuevos tratamientos que pueden ayudar a la mayoría de las personas que padecen de trastornos de ansiedad a vivir vidas productivas y plenas. Si usted cree que padece de un trastorno de ansiedad, debe buscar información y tratamiento inmediatamente.


Las personas con trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) tienen pensamientos persistentes y perturbadores (obsesiones) y usan los rituales (compulsiones) para controlar la ansiedad producida por estos pensamientos. La mayoría de las veces, los rituales terminan controlando a esas personas.
Por ejemplo, si las personas están obsesionadas con los gérmenes o la suciedad, pueden desarrollar una compulsión de lavarse las manos una y otra vez. Si desarrollan una obsesión con respecto a los intrusos, pueden trancar y volver a trancar las puertas muchas veces antes de irse a dormir. El temor a la vergüenza social puede causar que las personas con TOC se peinen el cabello compulsivamente frente a un espejo —en ocasiones pueden verse “atrapadas” ante el espejo y no pueden separarse del mismo. No es agradable realizar tales rituales. En el mejor de los casos, produce un alivio temporal de la ansiedad generada por los pensamientos obsesivos.
Otros rituales comunes consisten en la necesidad de revisar cosas repetidamente, tocar objetos (en especial en una secuencia particular), o contar cosas. Algunas obsesiones comunes incluyen el tener pensamientos frecuentes de violencia y de hacer daño a los seres queridos, el pensar persistentemente acerca de realizar actos sexuales que no son del agrado de la persona, o el tener pensamientos que son prohibidos por las creencias religiosas. Las personas con TOC también pueden preocuparse con el orden y la simetría, tener dificultad para deshacerse de cosas (las acumulan), o guardar artículos innecesarios.
Las personas sanas también tienen rituales, tales como revisar varias veces si la estufa está apagada antes de salir de la casa. La diferencia radica en que las personas con TOC realizan sus rituales a pesar de que el hacerlo interfiere con su vida diaria, y de que la repetición les resulta agobiante. Aunque la mayoría de los adultos con TOC reconocen que lo que están haciendo no tiene sentido, es posible que algunos adultos y la mayoría de niños no sean conscientes de que su comportamiento está fuera de lo común.

El trastorno de estrés postraumático (TEPT) se desarrolla después de una experiencia aterrorizante que involucra daño físico o la amenaza de daño físico. La persona que desarrolla el TEPT puede ser aquella que fue afectada, el daño puede haberle sucedido a una persona querida, o la persona puede haber sido testigo/a de un evento traumático que le sucedió a sus seres queridos o a desconocidos.


El TEPT recibió por primera vez atención pública en relación con los veteranos de guerra, pero puede ser el resultado de diversos incidentes traumáticos, tales como asaltos, violación, tortura, secuestro o cautiverio, abuso infantil, accidentes automovilísticos, ferroviarios, o aéreos, bombas, o desastres naturales tales como inundaciones o terremotos.
Las personas con TEPT pueden asustarse con facilidad, paralizarse a nivel emocional (especialmente en relación con personas cercanas a ellas), perder interés en las cosas que acostumbraban disfrutar, tener problemas para mostrarse afectuosas, ponerse irritables, más agresivas, o incluso violentas.Tales personas evitan situaciones que les recuerdan el incidente original y los aniversarios del incidente son con frecuencia un momento muy difícil. Los síntomas del TEPT parecen empeorar cuando el evento que los provocó fue iniciado deliberadamente por otra persona, como en el caso de un asalto o secuestro.
La mayoría de personas con TEPT reviven múltiples veces el trauma en sus pensamientos durante el día y en pesadillas al dormir. Esta experiencia se llama escena retrospectiva. Las escenas retrospectivas pueden consistir de imágenes, sonidos, olores, o sensaciones, y con frecuencia son situaciones rutinarias las que las provocan, tales como un portazo o una explosión del escape de un automóvil en la calle. La persona que tiene una escena retrospectiva puede perder el contacto con la realidad y creer que el incidente traumático está volviendo a suceder.                                       


No todas las personas traumatizadas desarrollan un TEPT completamente desarrollado o incluso uno leve. Normalmente, los síntomas comienzan dentro de los tres meses luego del incidente, pero ocasionalmente pueden surgir varios años después. Los síntomas deben durar más de un mes para que se considere un caso de TEPT. La evolución de la enfermedad es variable.Algunas personas se pueden recuperar al cabo de seis meses, mientras que otras tienen síntomas que perduran por mucho más tiempo. En algunas personas, la enfermedad se vuelve crónica.
El TEPT afecta a aproximadamente 7.7 millones de adultos estadounidenses, pero puede ocurrir a cualquier edad, incluso en la infancia. Las mujeres son más susceptibles a desarrollar un TEPT que los hombres y hay alguna evidencia de que la susceptibilidad al trastorno puede ser hereditaria. Con frecuencia, el TEPT viene acompañado de depresión, abuso de sustancias, o uno o más de los otros trastornos de ansiedad.4
Usualmente, ciertos tipos de medicación y psicoterapias tratan generalmente los síntomas del TEPT de manera muy efectiva.

Fobia social (trastorno de ansiedad social)


“Sentía miedo en cualquier situación social. Me sentía ansioso incluso antes de salir de la casa y esto escalava a medida que me acercaba a la universidad, a una fiesta, o a lo que fuera. Me daba malestar estomacal—se sentía casi como si tuviera influenza. El corazón me comenzaba a latir fuertemente, las palmas de las manos se me ponían sudorosas, y comenzaba a tener la sensación de que me apartaba de mí mismo y de todos los demás”.

“Al entrar a un sitio lleno de gente, me sonrojaba y sentía como si los ojos de toda la gente se fijaran en mí. Me sentía avergonzado de estar de pie en un rincón a solas, pero tampoco podía pensar en algo que decir a alguien. Era humillante. Me sentía tan torpe, que no veía la hora de salir”.
“No podía ir a citas amorosas y por algún tiempo ni siquiera podía ir a clase. Durante mi segundo año universitario tuve que volver a casa durante un semestre. Me sentía como
un fracasado”.

La fobia social, también llamada trastorno de ansiedad social, se diagnostica cuando la gente se siente abrumadoramente ansiosa y excesivamente consciente de sí misma en situaciones sociales de la vida cotidiana. Las personas con fobia social tienen miedo intenso, persistente, y crónico de ser observadas y juzgadas por los demás y de hacer cosas que les producirán vergüenza. Se pueden sentir preocupadas durante días o semanas antes de una situación que les produce temor. Este miedo puede tornarse tan intenso, que interfiere con su trabajo, estudios, y demás actividades comunes, y puede dificultar el hacer nuevas amistades o mantenerlas.

Aunque las personas con fobia social son conscientes de que sus miedos de estar con la gente son excesivos o irracionales, son incapaces de superarlos. Incluso en el caso de que logren enfrentar sus temores y logren estar rodeadas de otras personas, con frecuencia se sienten muy ansiosas de antemano, se sienten muy incómodas durante el encuentro, y se preocupan durante muchas horas después de la situación acerca de cómo fueron juzgadas por los demás.
La fobia social se puede limitar a una sola situación (tal como preguntar algo a la gente, comer o beber, o escribir en una pizarra en frente a los demás), o puede ser tan amplia (como en el caso de una fobia social generalizada) que la persona puede experimentar ansiedad en presencia de prácticamente cualquier persona que no sea de su familia.
Los síntomas físicos que acompañan con frecuencia a la fobia social incluyen enrojecimiento, transpiración intensa, temblor, náuseas, y dificultad para hablar. Cuando estos síntomas ocurren, las personas con fobia social sienten que todas las personas los están mirando.
La fobia social afecta a aproximadamente 15 millones de adultos estadounidenses.1 Las mujeres y los hombres tienen la misma probabilidad de desarrollar el trastorno,10 el cual normalmente comienza en la infancia o al inicio de la adolescencia.2 Existe alguna evidencia de que hay factores genéticos involucrados.11 Normalmente, la fobia social viene acompañada de otros trastornos de ansiedad o depresión2,4 y se puede desarrollar abuso de sustancias si las personas tratan de automedicarse para tratar su ansiedad.4,5
La fobia social puede ser tratada con éxito con ciertos tipos de psicoterapia o medicamentos.

Fobias específicas
“Tengo mucho miedo volar en avión y ya no lo he vuelto a hacer. Comenzaba a tener pavor a un viaje en avión un mes antes de partir. Era una sensación terrible cuando se cerraba la puerta del avión y me sentía atrapado. Mi corazón comenzaba a latir con fuerza y yo comenzaba a sudar muchísimo. Cuando el avión comenzaba a ascender, se reforzaba mi sensación de que no podía escapar. Cuando pienso acerca de volar, me imagino perdiendo el control, enloqueciéndome, trepando por las paredes, pero por supuesto nunca hice algo así. No le tengo miedo a estrellarme o a encontrar turbulencia en el camino. Es sólo la sensación de estar atrapado. Siempre que tenía que pensar acerca de un cambio laboral, tenía que pensar, '¿será que me veré presionado a volar?’ Ahora sólo voy a sitios adonde pueda conducir o tomar el tren. Mis amigos siempre me dicen que tampoco me puedo bajar de un tren que viaja a alta velocidad, así que, ¿por qué los trenes no me afectan? Simplemente les respondo que no se trata de un miedo racional”.

Una fobia específica es un miedo intenso e irracional hacia algo que en realidad constituye una amenaza mínima o nula. Algunas de las fobias específicas más comunes son a las alturas, escaleras mecánicas, túneles, conducir en carreteras, espacios cerrados, agua, volar, perros, arañas, y heridas sangrientas. Las personas con fobias específicas pueden ser capaces de esquiar con facilidad en las montañas más altas del mundo, pero ser incapaces de subir más de un quinto piso de un edificio de oficinas. Aunque los adultos con fobias son conscientes de que tales temores son irracionales, con frecuencia encuentran que el enfrentar, o incluso el pensar en tener que enfrentar el objeto o la situación que produce el temor, trae consigo un ataque de pánico o una ansiedad intensa.
Las fobias específicas afectan a aproximadamente 19.2 millones de adultos estadounidenses1 y son dos veces más común en las mujeres que en los hombres. Usualmente aparecen durante la infancia o adolescencia y tienden a persistir durante la edad adulta. No se comprenden muy bien las causas de las fobias específicas, pero hay evidencia de que la tendencia a desarrollarlas puede ser hereditaria.
Si la situación u objeto que causa el temor es fácil de evitar, las personas con fobias específicas quizá no busquen ayuda; pero si el evitarlo interfiere con su desarrollo profesional o sus vidas personales, esto puede inhabilitar a las personas y usualmente hay que buscar un tratamiento.
Las fobias específicas responden muy bien a una psicoterapia cuidadosamente escogida.

Trastorno de ansiedad generalizada (TAG)
“Siempre pensé que me preocupaba por todo. Me sentía alarmado e incapaz de relajarme. En ocasiones, la sensación aparecía y desaparecía y en otras ocasiones era constante. Podía durar varios días. Me preocupaba acerca de qué iba a preparar para una cena o qué sería un buen regalo para alguien. Simplemente no podía despreocuparme de ningún detalle”.
“Cuando mis problemas tocaban fondo, faltaba al trabajo y me sentía terriblemente mal por tal situación. Entonces, me preocupaba perder el trabajo. Mi vida era deprimente hasta que obtuve tratamiento”.
“Sufría serios problemas para dormir. Había ocasiones en que me levantaba alarmado en la mitad de la noche. Tenía problemas para concentrarme, incluso para leer el periódico o una novela. En ocasiones me sentía un poco mareado. Mi corazón se aceleraba o latía fuertemente. Y eso me preocupaba aun más. Siempre me imaginaba cosas peores que la realidad. Si tenía un dolor de estómago, pensaba que era una úlcera”.

Las personas con trastorno de ansiedad generalizada (TAG) pasan el día llenas de preocupaciones y tensiones exageradas, incluso cuando hay poco o nada que las provoque. Tales personas esperan desastres y están demasiado preocupadas por asuntos de salud, dinero, problemas familiares, o dificultades laborales. En ocasiones, el simple pensamiento de cómo pasar el día produce ansiedad.El TAG se diagnostica cuando una persona se preocupa excesivamente acerca de diversos problemas de la vida diaria durante por lo menos seis meses.13 Las personas con TAG parecen incapaces de liberarse de sus preocupaciones, a pesar de que usualmente son conscientes de que su ansiedad es más intensa de lo que amerita la situación. No se pueden relajar, se asustan con facilidad, y tienen dificultades para concentrarse. Con frecuencia, tienen problemas para dormir o mantenerse dormidas. Los síntomas físicos que con frecuencia acompañan la ansiedad incluyen fatiga, dolores de cabeza, tensiones musculares, dolores musculares, dificultad para tragar, temblores, tics nerviosos, irritabilidad, transpiración, náuseas, mareos, necesidad de ir al baño con frecuencia, sensación de falta de aire, y repentinos acaloramientos.
Cuando sus niveles de ansiedad son moderados, las personas con TAG pueden funcionar socialmente y mantener un trabajo. Aunque no evitan ciertas situaciones como resultado de su trastorno, las personas con TAG pueden tener dificultades para llevar a cabo las actividades más sencillas de la vida diaria si su ansiedad es grave.
El TAG afecta a aproximadamente 6.8 millones de adultos estadounidenses y afecta el doble de mujeres que de hombres. El trastorno se desarrolla gradualmente y puede comenzar en cualquier punto del ciclo de vida, aunque los años de mayor riesgo son aquéllos entre la infancia y la mediana edad. Existe evidencia de que los genes pueden tener un papel modesto en este trastorno
Otros trastornos de ansiedad, depresión, o abuso de sustancias pueden acompañar el TAG, el cual rara vez ocurre por sí solo. Normalmente, el TAG se trata con medicación o con terapia cognitiva-conductual, pero las enfermedades coexistentes también deben ser tratadas con las terapias apropiadas.


Tratamiento para los trastornos de ansiedad

En general, los trastornos de ansiedad se tratan con medicación, tipos específicos de psicoterapia, o ambos.14 Los tratamientos a escoger dependen del problema y de la preferencia de la persona. Antes de comenzar un tratamiento, un médico debe realizar una evaluación diagnóstica cuidadosamente para determinar si los síntomas de una persona son causados por un trastorno de ansiedad o por un problema físico. Si se diagnostica un trastorno de ansiedad, el tipo de trastorno o la combinación de trastornos presentes deben identificarse, al igual que cualquier enfermedad coexistente, tales como depresión o abuso de sustancias. En ocasiones, el alcoholismo, la depresión, u otras enfermedades coexistentes tienen un efecto tan fuerte sobre el individuo, que el tratamiento del trastorno de ansiedad debe esperar hasta que las enfermedades coexistentes queden bajo control.
Las personas con trastornos de ansiedad que ya hayan recibido tratamiento, deben informar en detalle a su respectivo médico acerca de tal tratamiento. Si estas personas recibieron medicamentos, deben informar a su médico qué medicación se utilizó, qué dosis se usó al comienzo del tratamiento, si la dosis se aumentó o disminuyó durante el tratamiento, qué efectos secundarios se presentaron, y si el tratamiento les ayudó a reducir la ansiedad. En caso de que hubiesen recibido psicoterapia, deben describir el tipo de terapia, con qué frecuencia asistieron a sesiones, y si la terapia fue útil.
Con frecuencia, las personas creen que han “fallado” un tratamiento o que el tratamiento no les funcionó, cuando, en realidad, el tratamiento no se suministró por un periodo adecuado de tiempo o fue administrado incorrectamente. En ocasiones, las personas deben tratar varios tipos diferentes de tratamientos, o combinaciones de los mismos, antes de que puedan encontrar uno que les funcione.

Medicación
La medicación no curará los trastornos de ansiedad, pero puede mantenerlos bajo control mientras la persona recibe psicoterapia. La medicación debe ser prescrita por médicos, usualmente psiquiatras, quienes pueden ofrecer ellos mismos psicoterapia o trabajar en equipo con psicólogos, trabajadores sociales, o consejeros que ofrezcan psicoterapia. Las principales medicaciones usadas para los trastornos de ansiedad son antidepresivos, medicamentos ansiolíticos (pastillas para la ansiedad/nervios), y bloqueadores beta para controlar algunos de los síntomas físicos. Con un tratamiento apropiado, muchas personas con trastornos de ansiedad pueden vivir vidas normales y plenas.
Antidepresivos
Los antidepresivos se desarrollaron para tratar la depresión, pero también son efectivos para los trastornos de ansiedad. Aunque estos medicamentos comienzan a alterar la química del cerebro desde la primera dosis, su efecto total requiere que ocurran una serie de cambios; usualmente toma entre 4 y 6 semanas para que los síntomas comiencen a desaparecer. Es importante continuar tomando estos medicamentos durante suficiente tiempo para permitirles que funcionen.
Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina

Algunos de los más recientes antidepresivos se llaman inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRSs). Los ISRSs alteran los niveles del neurotransmisor serotonina en el cerebro, el cual, al igual que otros neurotransmisores, ayuda a las células del cerebro a comunicarse entre sí.
Fluoxetina (Prozac®), sertralina (Zoloft®), escitalopram (Lexapro®), paroxetina (Paxil®), y citalopram (Celexa®) son algunos de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina que se prescriben usualmente para el trastorno de pánico,TOC,TEPT, y la fobia social. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serótina también se usan para el tratamiento del trastorno de pánico cuando éste ocurre en combinación con TOC, fobia social, o depresión.Venlafaxina (Eff exor®), un medicamento estrechamente relacionado con los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, se utiliza para el tratamiento del TAG. Estas medicaciones se inician con dosis bajas y se aumentan gradualmente hasta lograr un efecto benéfico.
Los inhibidores selectivos de la recaptación de serótina producen menos efectos secundarios que los antidepresivos antiguos, pero en ocasiones producen un poco de náuseas o nerviosismo cuando las personas comienzan a tomarlos. Estos síntomas desaparecen con el tiempo. Algunas personas también experimentan disfunción sexual con los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, lo cual se puede corregir ajustando la dosis o cambiando por otro inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina.
Tricíclicos

Los tricíclicos son más antiguos que los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y funcionan tan bien como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina para los trastornos de ansiedad con excepción al TOC. También se inician con dosis bajas que gradualmente se aumentan. Éstos ocasionalmente producen mareos, sueño, sequedad en la boca, y aumento de peso, lo cual usualmente se puede corregir cambiando la dosis o cambiando a otro tricíclico.
Los tricíclicos incluyen la imipramina (Tofranil®), la cual se prescribe para el trastorno de pánico y el TAG y la clomipramina (Anafranil®), la cual es el único antidepresivo tricíclico útil para el tratamiento del TOC.
Los inhibidores de la monoamino oxidasa

Los inhibidores de la monoamino oxidasa son la clase más antigua de medicamentos antidepresivos. Los inhibidores de la monoamino oxidasa que se prescriben con mayor frecuencia para trastornos de ansiedad son la fenelzina (Nardil®), seguido por la tranilcipromina (Parnate®), y elisocarboxazid (Marplan®), los cuales son utilizados para el tratamiento del trastorno de pánico y la fobia social. Las personas que toman inhibidores de la monoamino oxidasa no pueden comer ciertos alimentos y bebidas (incluyendo queso y vino tinto) que contengan tiramina, ni pueden tomar ciertos medicamentos, incluyendo algunos tipos de píldoras anticonceptivas, analgésicos (tales como Advil®, Motrin® o Tylenol®), medicamentos para el resfriado y las alergias, y ciertos suplementos herbales; estas sustancias pueden interactuar con los inhibidores de la monoamino oxidasa y causar peligrosos incrementos en la presión arterial. El desarrollo de un nuevo parche para la piel de inhibidores de la monoamino oxidasa puede ayudar a reducir estos riesgos. Los inhibidores de la monoamino oxidasa también pueden reaccionar con los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y producir una enfermedad grave llamada “síndrome de la serotonina”, el cual puede causar confusión, alucinaciones, aumento de transpiración, rigidez muscular, convulsiones, cambios en la presión arterial o en el ritmo cardiaco, y otras enfermedades potencialmente fatales.



Medicamentos ansiolíticos

Las poderosas benzodiazepinas combaten la ansiedad y producen pocos efectos secundarios con la excepción de somnolencia (tener sueño). Debido a que las personas se pueden acostumbrar a éstas y pueden necesitar dosis progresivamente más altas para obtener el mismo efecto, las benzodiazepinas generalmente se prescriben por cortos periodos de tiempo, en especial para personas que han abusado de drogas o alcohol o que con facilidad se vuelven dependientes a la medicación. Una excepción a esta regla son las personas que padecen de trastorno de pánico, quienes pueden tomar benzodiazepinas por hasta un año sin que se produzcan daños.
El clonazepam (Klonopin®) se usa para la fobia social y el TAG, el lorazepam (Ativan®) es utilizado para el trastorno de pánico, y el alprazolam (Xanax®) es utilizado tanto para el trastorno de pánico como para el TAG.
Algunas personas pueden experimentar síntomas de abstinencia si dejan de tomar abruptamente las benzodiazepinas, en vez de reducirlas progresivamente, y la ansiedad puede volver una vez que se deja la medicación. Estos posibles problemas han llevado a los médicos a evitar usar estos medicamentos o usarlos en dosis inadecuadas.
La buspirona (Buspar®), una azapirona, es un medicamento ansiolítico más nuevo que se usa para el tratamiento del TAG. Entre los posibles efectos secundarios incluyen mareos, dolores de cabeza, y náuseas.A diferencia de las benzodiazepinas, la buspirona se debe tomar consistentemente por lo menos durante dos semanas para lograr un efecto ansiolítico.
Bloqueadores beta

Los bloqueadores beta, tales como el propranolol (Inderal®), que se utiliza para enfermedad cardiacas, pueden prevenir los síntomas físicos que se presentan con ciertos trastornos de ansiedad, particularmente con la fobia social. Cuando se puede predecir una situación de miedo (tal como dar una conferencia), un médico puede prescribir un bloqueador beta para mantener bajo control los síntomas físicos de la ansiedad.

Tomar Medicamentos

Antes de tomar un medicamento para un trastorno de ansiedad:

Solicítele a su médico que le informe acerca de los efectos y efectos secundarios del medicamento.
Infórmele a su médico acerca de cualquier terapia alternativa o medicamentos que esté usando que no sean recetados por un médico.
Pregúntele a su médico cuándo y cómo se debe terminar la administración del medicamento. Algunos medicamentos no se pueden interrumpir abruptamente, sino que se deben disminuir progresivamente bajo la supervisión de un médico.
Trabaje con su médico para determinar qué medicamento es apropiado para usted y qué dosis es adecuada.
Tenga en cuenta que algunos medicamentos son efectivos sólo si se toman de manera regular y que los síntomas pueden reaparecer si se interrumpe la medicación.

Psicoterapia
La psicoterapia implica hablar con un profesional capacitado en la salud mental, tal como un psiquiatra, psicólogo, trabajador social, o consejero, para descubrir cuál fue la causa de un trastorno de ansiedad y cómo manejar sus síntomas.
Terapia cognitiva-conductual

La terapia cognitiva-conductual es muy útil para el tratamiento de los trastornos de ansiedad. La parte cognitiva ayuda a las personas a cambiar los patrones de pensamiento que dan lugar a sus temores, y la parte conductual ayuda a la gente a cambiar la manera en que reacciona ante las situaciones que provocan ansiedad.
Por ejemplo, la terapia cognitiva-conductual puede ayudar a las personas que sufren de trastorno de pánico a aprender que sus ataques de pánico no son en realidad ataques cardiacos y puede ayudar a las personas con fobia social a aprender a sobreponerse a la creencia de que las demás personas las están observando y juzgando constantemente. Cuando las personas están listas para enfrentar sus miedos, se les muestra cómo usar técnicas de exposición para desensibilizarse a las situaciones que provocan sus ansiedades.
A las personas con TOC que le tienen miedo a la suciedad y a los gérmenes, se les recomienda ensuciarse las manos y que esperen cada vez mayores periodos de tiempo antes de lavárselas. El terapeuta ayuda a la persona a manejar la ansiedad producida por la espera; después de que se ha repetido el ejercicio varias veces, la ansiedad disminuye. A las personas con fobia social se les recomienda pasar un tiempo en situaciones sociales que las atemorizan, sin dejarse tentar con escapar, y a cometer pequeñas equivocaciones sociales y observar cómo la gente responde a éstas. Debido a que las respuestas usualmente son mucho menos severas de lo que la persona espera, estas ansiedades disminuyen. Las personas con TEPT pueden ser apoyadas mediante la recordación de su evento traumático en una situación segura, lo cual ayuda a reducir el miedo que produce. Los terapeutas de terapia cognitiva conductual también les enseñan como respirar profundo y otros tipos de ejercicios para aliviar la ansiedad y fomentar la relajación.
La terapia conductual basada en la exposición ha sido utilizada durante varios años para el tratamiento de fobias específicas. De manera gradual, la persona enfrenta el objeto o situación al que teme, al principio, quizá tan solo a través de fotos o videocasetes, y después frente a frente. Con frecuencia, el terapeuta acompaña a la persona a una situación temida con el fin de proveer apoyo y orientación.
La terapia cognitiva-conductual se realiza cuando las personas deciden que están listas para ello y brindan su permiso y cooperación. Para ser efectiva, la terapia debe ser dirigida a las ansiedades específicas de la persona y debe ser adaptada a sus necesidades. No hay ningún otro efecto secundario más que la incomodidad de una ansiedad temporalmente mayor.
Con frecuencia, la terapia cognitiva-conductual o terapia conductual dura aproximadamente 12 semanas. Se la puede llevar a cabo individualmente o en grupo con personas con problemas similares. La terapia en grupo es particularmente efectiva en el caso de la fobia social. Con frecuencia, entre las sesiones, se asignan “tareas” a los participantes. Existe alguna evidencia de que los beneficios de la terapia cognitiva-conductual duran más que aquellos de la medicación para personas con trastorno de pánico, y lo mismo puede ser cierto para TOC, TEPT, y fobia social. Si un trastorno se vuelve a presentar después, la misma terapia puede ser utilizada para tratarlo con éxito por segunda vez.
La medicación se puede combinar con psicoterapia para trastornos de ansiedad específicos y éste es el mejor enfoque de tratamiento para muchas personas.



Cómo obtener ayuda para los trastornos de ansiedad

Si usted cree que padece de un trastorno de ansiedad, la primera persona a quien debe consultar es su médico familiar. Un médico podrá determinar si los síntomas que lo alarman se deben a un trastorno de ansiedad, otra condición médica, o ambos.
Si se diagnostica un trastorno de ansiedad, el siguiente paso es usualmente consultar a un profesional de la salud mental. Los médicos que pueden ser más útiles para los trastornos de ansiedad son aquéllos que han tenido entrenamiento en terapia cognitiva conductual y/o terapia conductual, y que están dispuestos a usar medicación si fuese necesario.
Usted debe sentirse cómodo al hablar con el profesional de la salud mental que escoja. De no ser así, usted debe buscar ayuda en otro sitio. Una vez que encuentre un profesional de la salud mental con quien se sienta cómodo, ustedes dos deben trabajar en equipo y hacer juntos un plan para el tratamiento de su trastorno de ansiedad.
Recuerde que una vez que inicie su medicación, es importante no interrumpirla de manera abrupta. Ciertos medicamentos se deben reducir progresivamente bajo la supervisión de un médico o de lo contrario pueden producirse reacciones negativas. Asegúrese de hablar con el médico que le prescribió su medicación antes de interrumpirla. Si está teniendo problemas con efectos secundarios, es posible que éstos se puedan eliminar mediante ajustes en la cantidad del medicamento que toma y cuándo lo toma.
La mayoría de los planes de seguros, incluidas las organizaciones de mantenimiento de la salud, cubrirán el tratamiento de los trastornos de ansiedad. Consulte con su compañía de seguros y determine que es lo que esta cubre. Si usted no tiene seguro, la División de Salud y Servicios Humanos del gobierno de su condado puede ofrecer cuidados de salud mental en algún centro público de la salud mental, el cual le cobra a la gente de acuerdo con lo que pueda pagar. Si usted se encuentra bajo asistencia pública, puede obtener la atención a través de su plan estatal de Medicaid.

Alternativas para que el tratamiento sea más efectivo

Muchas personas con trastornos de ansiedad se benefician al unirse a un grupo de autoayuda o de apoyo y de compartir sus problemas y logros con otros. Las salas de chat del Internet también pueden ser útiles al respecto, pero cualquier consejo recibido a través del Internet debe ser usado con precaución, ya que las personas que se conocen a través del Internet usualmente nunca se han visto y es común el uso de identidades falsas. El hablar con un amigo de confianza o miembro de la comunidad religiosa también puede ofrecer apoyo, pero no es un sustituto de la atención provista por un profesional de la salud mental.
Las técnicas de manejo del estrés y de meditación pueden ayudar a las personas con trastornos de ansiedad a calmarse y pueden mejorar los efectos de la terapia. Hay evidencia preliminar de que los ejercicios aeróbicos pueden tener un efecto calmante. Debido a que la cafeína, ciertas drogas ilegales, e incluso algunos medicamentos para el resfriado que no sean recetados por un médico pueden agravar los síntomas de los trastornos de ansiedad, éstos deben evitarse. Consulte con su médico o farmacéutico antes de tomar cualquier medicación adicional.
La familia es muy importante para la recuperación de una persona que padece de trastorno de ansiedad. Idealmente, la familia debe ofrecer apoyo y no ayudar a perpetuar los síntomas del ser querido. Los miembros de la familia no deben subestimar el trastorno o exigir una mejoría sin que la persona reciba tratamiento. Si su familia está haciendo algunas de estas cosas, quizá quiera mostrarles este folleto, de manera que sus familiares se vuelvan aliados educados y le ayuden a tener éxito con la terapia.

El papel que desempeñan las investigaciones para mejorar el entendimiento y el tratamiento de los trastornos de ansiedad

El NIMH apoya la investigación de las causas, diagnóstico, prevención, y tratamiento de los trastornos de ansiedad y otras enfermedades mentales. Científicos están examinando el papel que desempeñan los genes en el desarrollo de estos trastornos y también están investigando los efectos de factores ambientales tales como la contaminación, el estrés físico y psicológico, y la alimentación. Adicionalmente, se están realizando estudios acerca de la “historia natural” (la evolución que sigue la enfermedad sin tratamiento) de diversos trastornos de ansiedad individuales, combinación de trastornos de ansiedad, y trastornos de ansiedad que son acompañados por otras enfermedades mentales tales como la depresión.
Actualmente, científicos consideran que al igual que las enfermedades del corazón y la diabetes tipo 1, las enfermedades mentales son complicadas y son probablemente el resultado de una combinación de factores genéticos, ambientales, psicológicos, y del desarrollo. Por ejemplo, aunque los estudios patrocinados por el NIMH en gemelos y familias sugieren que la genética juega un papel en el desarrollo de algunos trastornos de ansiedad, problemas tales como el TEPT son provocados por trauma. Estudios genéticos pueden ayudar a explicar por qué algunas personas expuestas a trauma desarrolla TEPT y otras no.
Varias partes del cerebro son claves en la producción del miedo y la ansiedad.15 Mediante la utilización de tecnología de imágenes y técnicas neuroquímicas, científicos han descubierto que la amígdala y el hipocampo juegan papeles significativos en la mayoría de los trastornos de ansiedad.
La amígdala es una estructura con forma de almendra que se encuentra en la región profunda del cerebro y se considera que es un centro de comunicaciones entre las partes del cerebro que procesan las señales sensoriales que entran y las partes que interpretan estas señales. La amígdala puede alertar al resto del cerebro de que hay presente una amenaza y activar una respuesta de miedo o ansiedad. Parece que los recuerdos emocionales se almacenan en la parte central de la amígdala y que esto puede jugar un papel en trastornos de ansiedad que provocan miedos muy particulares, tales como el miedo a los perros, a las arañas, o a volar.
El hipocampo es la parte del cerebro que codifica los eventos de peligro en recuerdos. Estudios han demostrado que el hipocampo parece ser más pequeño en algunas personas que fueron víctimas de abuso infantil o que participaron en combates militares.17,18 Investigaciones determinarán las causas de esta reducción de tamaño y el papel que esto puede desempeñar en las escenas retrospectivas, déficit en la memoria explícita, y los recuerdos fragmentados del evento traumático que son frecuentes en el TEPT.
Al aprender más acerca de cómo el cerebro genera miedo y ansiedad, científicos podrán diseñar mejores tratamientos para los trastornos de ansiedad. Por ejemplo, si se encuentra que neurotransmisores específicos juegan un papel importante en el miedo, se podrían desarrollar medicamentos que los bloqueen y disminuyan las respuestas de miedo; si se adquieren suficientes conocimientos acerca de cómo el cerebro genera nuevas células a través del ciclo de vida, podría ser posible estimular el crecimiento de neuronas nuevas en el hipocampo de las personas que padecen de TEPT.23
Las investigaciones actuales en el NIMH acerca de trastornos de ansiedad incluyen estudios enfocados en cuán bien los medicamentos y las terapias conductuales funcionan en el tratamiento del TOC y la seguridad y efectividad de los medicamentos para niños y adolescentes que presentan una combinación de trastornos de ansiedad y trastorno de hiperactividad y déficit de atención.
 Fuente: http://www.nimh.nih.gov/health/publications/espanol/trastornos-de-ansiedad/trastornos-de-ansiedad.pdf

Trastornos facticios

En este trastorno los pacientes producen signos de una patología médica o mental de forma intencionada y tergiversa sus historias o síntomas. La única finalidad es la adquisición del rol de enfermo, y/o la hospitalización.
Estos trastornos tienen una cualidad compulsiva, aunque las conductas se considera voluntarias en el sentido de que son deliberadas y responden a un objetivo.
Epidemiología
Se ve con frecuencia en hombres y en profesionales de las salud. Oscila entre el 3% y el 9% de los trastornos ingresados al hospital.
Etiología
Diagnóstico y síntomas Clínicos
Hay que tratar de obtener información por parte de terceros, suelen ser las entrevistas con estas fuentes las que suelen revelar la falsa naturaleza de la enfermedad del paciente. Verificar los hechos presentados por el paciente concernientes anteriores tratamientos médicos y hospitalizaciones.
Existe el riesgo de provocar una verdadera psicosis si el paciente se siente acorralado por una confrontación directa, ya que algunas de las enfermedades que finge funcionan como mecanismos de adaptación.
La evaluación psicológica puede revelar patología subyacente. Los síntomas que se detectan con frecuencia son:
Bajo nivel intelectual
Ausencia de trastornos formales del pensamiento
Escaso sentido de identidad
Confusión sobre la identidad sexual
Mala adaptación
Poca tolerancia a la frustración
Necesidades comportamentales de dependencia
Narcisismo
Trastornos Facticios con predominancia de signos y síntomas psicológicos.
Algunos pacientes presentan síntomas psiquiátricos que se cree son fingidos, incluyen:
Depresión
Alucinaciones
Síntomas disociativos y de conversión
Conductas extravagantes.
Los síntomas facticios de tipo psicológico se parecen al fenómeno de seudosimulación, conceptualizado como la necesidad de mantener intacta la autoimagen, que puede verse dañada si se admiten problemas psicológicos que la persona es incapaz de controlar de forma consciente.
Los pacientes hospitalizados que presentan síntomas facticios de tipo psicológico suelen cumplir también criterios diagnósticos para trastorno borderline de la personalidad. En esos casos el pronóstico es peor que en el trastorno bipolar 1 y en el esquizoafectivo.
Los pacientes pueden aparecer deprimidos, ofreciendo como causa el fallecimiento de un ser querido (falso). Los elementos de esta historia que pueden sugerir un duelo facticio son: muerte violenta o sangrienta bajo situaciones dramáticas, y muerte de jóvenes y niños. Otros pacien4tes pueden presentar pérdida de memoria, tanto reciente como remota, o alucinaciones auditivas o visuales.
Otros síntomas, que también aparecen en los facticios de tipo somático son la seudología fantástica y la suplantación. En la seudología fantástica algunos hechos reales se entremezclan con fantasías muy elaboradas. No obstante la distorsión de la realidad no se limita a la historia o a los síntomas de la enfermedad; los pacientes suelen ofrecer informaciones falsas sobre otras circunstancias de su vida.
Trastornos facticios con signos y síntomas predominantemente somáticos.
También se lo conoce como: Síndrome de Mûnchhausen, “adicción a los hospitales, etc.
Estos pacientes tienen como característica principal la capacidad de presentar síntomas físicos consiguiendo que se los interne en un hospital. Pueden fingir síntomas sugerentes de un trastorno que puede afectar a cualquier sistema orgánico.
La presentación puede incluir hematomas, hemotopias, dolor abdominal, fiebre, nauseas, vómitos, etc. La orina se contamina con sangre o heces, se toman anticoagulantes para simular trastornos sanguíneos; la insulina se usa para inducir hipoglucemias, etc. Las quejas de dolor, en especial simulando un cólico renal son frecuentes. Los pacientes en general demandan un tratamiento concreto, en especial con analgésicos. Suelen insistir en que se les practique cirugía.
Una vez ingresados, cada vez que una prueba les resulta negativa, acusan al médico de incompetencia-. Suelen desaparecer súbitamente cuando creen que han sido descubiertos y se marchan a otro hospital y empieza el ciclo de nuevo.
Trastornos facticios con combinación de signos y síntomas psicológicos y somáticos
En las formas combinadas de este trastorno, están presentes tanto síntomas y signos psicológicos como somáticos. Si no predomina ninguno de los tipos sobre el otro, debe diagnosticarse trastorno facticio con combinación de síntomas psicológicos y somáticos.
Trastorno Facticio no especificado
Algunos pacientes con síntomas y signos facticios no cumplen con los criterios del DSMIV específicos para el trastorno, y deben clasificarse caen la categoría del no especificado. El ejemplo mas notable es el trastorno facticio por delegación, que se incluyen en el apéndice del DSMIV.
En este diagnóstico, alguien intencionadamente produce síntomas o signos somártic0a en otras personas que están bajo su cuidado. El único propósito aparente de esta conducta es del cuidador es asumir de forma indirecta el rol de enfermo. El engaño puede incluir una historia médica falsa, la contaminación de muestras de laboratorio, alteración d e resultados o inducción de heridas o enfermedades en el niño.
Diagnóstico diferencial
Cualquier trastorno en el que predominen los síntomas o signos somáticos debe tenerse en consideración en el diagnóstico diferencial, y debe explorarse siempre la posibilidad de que exista alguna enfermedad real concominante.
Trastornos somatoformes. Se diferencia de la somatización pr la producción voluntaria de síntomas facticios, el curso extremo de las hospitalizaciones y el aparente interés del paciente de someterse a infinidad de procedimientos médicos agresivos, y sus síntomas tienen una relación directa temporalmente o una referencia simbólica a conflictos emocionales específicos.
La hipocondría se diferencia del facticio en que el hipocondríaco no inicia de forma voluntaria la producción de síntomas y este trastorno edad de comienzo tardía. Como en el trastorno por somatización los hipocondríacos no suelen someterse a controles médicos agresivos.
Trastornos de personalidad. 1- debido a la tendencia a mentir de forma patológica, la carencia de relaciones íntimas con otras personas, sus formas hostiles y manipulatorias y la asociación de una historia delictiva o de abuso de sustancias, los trast. Facticios suelen confundirse con trastornos antisociales de la personalidad. No obstante, los sujetos antisociales no suelen someterse a pruebas médicas cruentas de forma voluntaria, ni adquieren como forma de vida una historia de múltiples hospitalizaciones.
2-debido a la búsqueda de atención y su tendencia a la teatralidad puede confundirse con trastorno histriónico pero no todos los pacientes con trast. facticios presentan estas tendencias.
3- si se atiende al estilo de vida caótico de estos pacientes, su historia pasada de relaciones interpersonales tempestuosas, las crisis de identidad, el abuso de sustancias, las conductas automutilantes y las tácticas manipulativas puede llegarse a un diagnóstico de trast. Borderline de la personalidad.
Esquizofrenia. Los pacientes con trastornos facticios no suelen cumplir con los criterios para el diagnóstico de esquizofrenia, a pesar de que tengan la idea fija de que están realmente enfermos, y siguiendo esta premisa busquen hospitalización. Aunque es un excepción algunos pacientes con trast. Facticios presentan un trastorno grave de pensamiento.
Simulación. Los simuladores persiguen un objetivo externo claramente identificable cuando presentan sus síntomas. Suelen dejar de producir signos y síntomas cuando no pueden ya sacar provecho alguno.
Abuso de sustancias. Aunque un paciente con trast facticio puede presentar una historia complicada de abuso de sustancias, no deben considerarse únicamente como resultado de este trastorno, amb9os trastornos pueden aparecer a la vez.
Síndrome de Ganser. Se caracteriza por el uso de pararespuestas. Las personas con este síndrome responden a preguntas simples con respuestas sorprendentemente incorrectas. Por ejemplo, cuando se pregunta por el color de una auto azul, la persona contesta que es rojo. Este síndrome puede ser una variante de la simulación por medio de la cual el sujeto evita el castigo, la responsabilidad de sus actos. Se clasifica según el DSMIV como un trastorno disociativo no especificado.
Curso y pronóstico.
Suelen empezar a principios de a edad adulta, pero pueden aparecer durante la infancia o la adolescencia. El inicio del trastorno o episodios del mismo, puede comenzar al finalizar una enfermedad real, o una pérdida, o un rechazo o a un abandono. Normalmente el paciente o un pariente cercano han estado hospitalizados en la infancia o en los comienzos de la adolescencia por una enfermedad real. A partir de aquí se establece un patrón de hospitalizaciones sucesivas. A medida que el trastorno progresa el paciente adquiere grandes conocimientos de medicina y sobre los hospitales.
Algunos de ellos mueren como resultado de medicaciones, intervenciones quirúrgicas o procedimientos médicos innecesarios. Debido a lo bien que simulan algunos pueden morir sin que se les haya detectado la enfermedad.
Las características que indiquen posiblemente un diagnóstico favorable son:
  presencia de personalidad depresivo-masoquista
  funcionamiento borderline sin la presencia constante de síntomas psicóticos.
  Presencia de características psicopáticas mínimas.
Tratamiento
Ninguna terapia ha demostrado su eficacia en el tratamiento de estos pacientes. Es una paradoja clínica que los pacientes que simulan enfermedades importantes, que buscan y se someten a tratamientos innecesarios, se niegen a sí mismos y a los demás su verdadera enfermedad. El tratamiento por tanto debe hacerse centrándose en el manejo de estos pacientes más que en su curación. El factor que más influye en el éxito de este manejo e que se identifiquen rápidamente este trastorno, y así el médico podrá evitarle al paciente gran cantidad de procedimientos diagnósticos.
A menudo el diagnóstico es confuso, ya que no puede descartarse completamente la posibilidad de que exista una causa real.
Aunque el uso de la confrontación es un tema controvertido, en un determinado momento del tratamiento el paciente debe enfrentarse a la realidad. La mayoría de los pacientes simplemente abandonan el tratamiento cuando se ven descubiertos.
Las reacciones personales de los miembros del grupo médico son muy importantes en el tratamiento y establecimiento de alianzas con el paciente. Los miembros del equipo médico se ven forzados a abandonar un elemento básico: la aceptación de la veracidad de las quejas del paciente.
El principal papel del psiquiatra es mostrarles a los otros especialistas que a pesar de que la enfermedad del sujeto es fingida, el sujeto esta enfermo.
En general trabajar en conjunción con el médico que atiende al paciente es más eficaz que trabajar únicamente con el sujeto.
Fuente: http://html.rincondelvago.com/trastornos-facticios.html

Trastornos sexuales y de la identidad sexual


Trastorno sexual, es cualquier impedimento, ya sea de orden físico, psicológico o social que impide o dificulta la realización y disfrute de la actividad sexual en cualquiera de las fases que componen la respuesta sexual humana.
En el campo de la medicina se han conocido estos trantornos como "perversiones", ya que se dan como consecuencia de trantornos obsesivos que suelen comenzar en la infancia y que más tarde dificultan (en la edad adulta) el vivir la sexualidad de forma espontánea y natural.

Clasificación
Según la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) hay distintas clasificaciones de los trantornos sexuales atendiendo a distintos factores. Nosotros utilizaremos la clasificación DSM-IV (la última revisión) que clasifica los trastornos sexuales en cuatro grupos:

Disfunciones sexuales
Trastornos de la identidad sexual o transexualidad.
Parafilias o desviaciones sexuales
Otros trastornos sexuales no especificados.

Disfunciones sexuales
Trastorno del deseo sexual por apatía o falta de interés por el sexo, puede llegar a ser miedo o aversión a la relación sexual.
Trastorno del deseo sexual(TDS)
TDS hipoactivo y frigidez en la mujer
Trastorno de aversión al sexo

Trastorno de la excitación sexual
Trastorno de la erección en el hombre.
Trastorno de la excitación en la mujer.
Sequedad vaginal o falta de lubricación.

Trastorno del orgasmo
Anorgasmia o disfunción orgásmica femenina.
Eyaculación precoz.

Trastorno por dolor
Dispareunia o coito doloroso.
Vaginismo




Trastornos de la personalidad


Poema relacionado con los trastornos de la personalidad:

Al que ingrato me deja busco amante;
y al que amante me sigue dejo ingrata;
constante adoro a quién mi amor maltrata;
maltrato a quién mi amor busca constante.
Al que trato de amor hallo diamante;
y soy diamante al que de amor me trata; 
triunfante quiero ver al que me mata;
y mato al que me quiere ver triunfante.
Si a éste pago, padece mi deseo;
si ruego a aquél, mi pundonor enojo;
de entre ambos modos infeliz me veo.                                                                              Pero yo por mejor partido escojo;
de quién no quiero ser violento empleo;
que de quién no me quiere, vil despojo.
Sor Juana Inés de la Cruz
Irma Gabriela Navarro Machuca, Isabel Sánchez Rizo y Sergio Javier Villaseñor Bayardo
Cada uno tiene patrones característicos de percepción y de relación con otras personas y

Personalidad paranoide
Las personas con una personalidad paranoide proyectan sus propios conflictos y hostilidades hacia otros. Son generalmente frías y distantes en sus relaciones. Tienden a encontrar intenciones hostiles y malévolas detrás de los actos triviales, inocentes o incluso positivos de otras personas y reaccionan con suspicacia a los cambios en las situaciones. A menudo, las suspicacias conducen a conductas agresivas o al rechazo por parte de los demás (resultados que parecen justificar sus sentimientos originales).
Los que tienen una personalidad paranoide frecuentemente intentan acciones legales contra otros, especialmente si se sienten indignados con razón. Son incapaces de ver su propio papel dentro de un conflicto. Aunque suelen trabajar en relativo aislamiento, pueden ser altamente eficientes y concienzudos.
A veces las personas que ya se sienten alienadas a causa de un defecto o una minusvalía (como la sordera) son más vulnerables a desarrollar ideas paranoides.

Personalidad esquizoide
Las personas con una personalidad esquizoide son introvertidas, ensimismadas y solitarias. Son emocionalmente frías y socialmente distantes. A menudo están absortas en sus propios pensamientos y sentimientos y son temerosas de la aproximación e intimidad con otros. Hablan poco, son dadas a soñar despiertas y prefieren la especulación teórica a la acción práctica. La fantasía es un modo frecuente de enfrentarse a la realidad.

Personalidad esquizotípica
Las personas con una personalidad esquizotípica, al igual que aquellas con una personalidad esquizoide, se encuentran social y emocionalmente aisladas. Además, desarrollan pensamientos, percepciones y comunicaciones insólitas. Aunque estas rarezas son similares a las de las personas con esquizofrenia, y aunque la personalidad esquizotípica se encuentra a veces en la gente con esquizofrenia antes de que desarrollen la enfermedad, la mayoría de los adultos con una personalidad esquizotípica no desarrolla esquizofrenia. Algunas personas muestran signos de pensamiento mágico (la idea de que una acción particular puede controlar algo que no tiene ninguna relación con ella). Por ejemplo, una persona puede creer que va a tener realmente mala suerte si pasa por debajo de una escalera o que puede causar daño a otros teniendo pensamientos de ira. La gente con una enfermedad esquizotípica puede tener también ideas paranoides.

Personalidad histriónica
Las personas con una personalidad histriónica (histérica) buscan de un modo notable llamar la atención y se comportan teatralmente. Sus maneras vivamente expresivas tienen como resultado el establecer relaciones con facilidad pero de un modo superficial. Las emociones a menudo aparecen exageradas, infantilizadas e ideadas para provocar la simpatía o la atención (con frecuencia erótica o sexual) de los otros. La persona con personalidad histriónica es proclive a los comportamientos sexualmente provocativos o a sexualizar las relaciones no sexuales. Pueden no querer en realidad una relación sexual; más bien, sus comportamientos seductores a menudo encubren su deseo de dependencia y de protección. Algunas personas con personalidad histriónica también son hipocondríacas y exageran sus problemas físicos para conseguir la atención que necesitan.

Personalidad narcisista
Las personas con una personalidad narcisista tienen un sentido de superioridad y una creencia exagerada en su propio valor o importancia, lo que los psiquiatras llaman “grandiosidad”. La persona con este tipo de personalidad puede ser extremadamente sensible al fracaso, a la derrota o a la crítica y, cuando se le enfrenta a un fracaso para comprobar la alta opinión de sí mismos, pueden ponerse fácilmente rabiosos o gravemente deprimidos. Como creen que son superiores en las relaciones con los otros, esperan ser admirados y, con frecuencia, sospechan que otros los envidian. Sienten que merecen que sus necesidades sean satisfechas sin demora y por ello explotan a otros, cuyas necesidades o creencias son consideradas menos importantes. Su comportamiento es a menudo ofensivo para otros, que les encuentran egocentristas, arrogantes o mezquinos.

Personalidad antisocial
Las personas con personalidad antisocial (en otro tiempo llamada psicopática o personalidad sociopática), la mayor parte de las cuales son hombres, muestran desprecio insensible por los derechos y los sentimientos de los demás. Explotan a otros para obtener beneficio material o gratificación personal (a diferencia de los narcisistas, que creen que son mejores que los otros). Característicamente, tales personas expresan sus conflictos impulsiva e irresponsablemente. Toleran mal la frustración y, en ocasiones, son hostiles o violentas. A pesar de los problemas o el daño que causan a otros por su comportamiento antisocial, típicamente no sienten remordimientos o culpabilidad. Al contrario, racionalizan cínicamente su comportamiento o culpan a otros. Sus relaciones están llenas de deshonestidades y de engaños. La frustración y el castigo raramente les ocasionan la modificación de sus conductas.
Las personas con personalidad antisocial son frecuentemente proclives al alcoholismo, a la toxicomanía, a las desviaciones sexuales, a la promiscuidad y a ser encarceladas. Son propensas a fracasar en sus trabajos y a trasladarse de un sitio a otro. Frecuentemente tienen una historia familiar de comportamiento antisocial, abuso de sustancias, divorcio y abusos físicos. En su niñez, generalmente, fueron descuidados emocionalmente y con frecuencia sufrieron abusos físicos en sus años de formación. Tienen una esperanza de vida inferior a la media, pero entre los que sobreviven, esta situación tiende a disminuir o a estabilizarse con la edad.

Personalidad límite
Las personas con una personalidad límite, la mayor parte de las cuales son mujeres, son inestables en la percepción de su propia imagen, en su humor, en su comportamiento y en sus relaciones interpersonales (que a menudo son tormentosas e intensas). La personalidad límite se hace evidente al principio de la edad adulta pero la prevalencia disminuye con la edad. Estas personas han sido a menudo privadas de los cuidados necesarios durante la niñez. Consecuentemente se sienten vacías, furiosas y merecedoras de cuidados.
Cuando las personas con una personalidad límite se sienten cuidadas, se muestran solitarias y desvalidas, frecuentemente necesitando ayuda por su depresión, el abuso de sustancias tóxicas, las alteraciones del apetito y el maltrato recibido en el pasado. Sin embargo, cuando temen el abandono de la persona que las cuida, su humor cambia radicalmente. Con frecuencia muestran una cólera inapropiada e intensa, acompañada por cambios extremos en su visión del mundo, de sí mismas y de otras (cambiando del negro al blanco, del amor al odio o viceversa pero nunca a una posición neutra). Si se sienten abandonadas y solas pueden llegar a preguntarse si realmente existen (esto es, no se sienten reales). Pueden devenir desesperadamente impulsivas, implicándose en una promiscuidad o en un abuso de sustancias tóxicas. A veces pierden de tal modo el contacto con la realidad que tienen episodios breves de pensamiento psicótico, paranoia y alucinaciones.
Estas personas son vistas a menudo por los médicos de atención primaria; tienden a visitar con frecuencia al médico por crisis repetidas o quejas difusas pero no cumplen con las recomendaciones del tratamiento. Este trastorno es también el más frecuentemente tratado por los psiquiatras, porque las personas que lo presentan buscan incesantemente a alguien que cuide de ellas

Personalidad evitadora
La gente con una personalidad evitadora es hipersensible al rechazo y teme comenzar relaciones o alguna otra cosa nueva por la posibilidad de rechazo o de decepción. Estas personas tienen un fuerte deseo de recibir afecto y de ser aceptadas. Sufren abiertamente por su aislamiento y falta de habilidad para relacionarse cómodamente con los otros. A diferencia de aquellas con una personalidad límite, las personas con una personalidad evitadora no responden con cólera al rechazo; en vez de eso, se presentan tímidas y retraídas. El trastorno de personalidad evitadora es similar a la fobia social.

Personalidad dependiente
Las personas con una personalidad dependiente transfieren las decisiones importantes y las responsabilidades a otros y permiten que las necesidades de aquellos de quienes dependen se antepongan a las propias. No tienen confianza en sí mismas y manifiestan una intensa inseguridad. A menudo se quejan de que no pueden tomar decisiones y de que no saben qué hacer o cómo hacerlo. Son reacias a expresar opiniones, aunque las tengan, porque temen ofender a la gente que necesitan. Las personas con otros trastornos de personalidad frecuentemente presentan aspectos de la personalidad dependiente, pero estos signos quedan generalmente encubiertos por la predominancia del otro trastorno. Algunos adultos con enfermedades prolongadas desarrollan personalidades dependientes.

Personalidad obsesivo-compulsiva
Las personas con personalidad obsesivo-compulsiva son formales, fiables, ordenadas y metódicas pero a menudo no pueden adaptarse a los cambios. Son cautos y analizan todos los aspectos de un problema, lo que dificulta la toma de decisiones. Aunque estos signos están en consonancia con los estándares culturales de occidente, los individuos con una personalidad obsesivo-compulsiva toman sus responsabilidades con tanta seriedad que no toleran los errores y prestan tanta atención a los detalles que no pueden llegar a completar sus tareas. Consecuentemente, estas personas pueden entretenerse en los medios para realizar una tarea y olvidar su objetivo. Sus responsabilidades les crean ansiedad y raramente encuentran satisfacción con sus logros.
Estas personas son frecuentemente grandes personalidades, en especial en las ciencias y otros campos intelectuales en donde el orden y la atención a los detalles son fundamentales. Sin embargo, pueden sentirse desligadas de sus sentimientos e incómodas con sus relaciones u otras situaciones que no controlan, con eventos impredecibles o cuando deben confiar en otros.

Personalidad pasiva-agresiva
Los comportamientos de una persona con una personalidad pasiva-agresiva (negativista) tienen como objetivo encubierto controlar o castigar a otros. El comportamiento pasivo-agresivo es con frecuencia expresado como demora, ineficiencia y malhumor. A menudo, los individuos con una personalidad pasiva-agresiva aceptan realizar tareas que en realidad no desean hacer y luego proceden a minar sutilmente la finalización de esas tareas. Ese comportamiento generalmente sirve para expresar una hostilidad oculta.

Diagnóstico
El médico basa el diagnóstico de un trastorno de la personalidad en la expresión por el sujeto de tipos de comportamiento o pensamientos desadaptados. Estos comportamientos tienden a manifestarse porque la persona se resiste tenazmente a cambiarlos a pesar de sus consecuencias desadaptadas.

Fuente: http://www.msd.es/publicaciones/mmerck_hogar/seccion_07/seccion_07_089.html